viernes, 5 de junio de 2009

El cine tras la huella de Jesús


Por: EFE, Domingo, 01 de Abril de 2007
MADRID, Esp.
Jesucristo y el cine siguen fieles a su cita con la polémica, como demostró el estreno de la versión cinematográfica de “El Código Da Vinci” y seguramente prolongará el documental “La tumba perdida de Jesús”, donde se vuelve a hablar del supuesto hijo de Jesús y María Magdalena.
DEL DIRECTOR JAMES CAMERON
Fotografía cedida fechada en 1980 que muestra la tumba de Talpiot (Jerusalén, Israel) en la que está basada el documental “La tumba perdida de Jesús”.La polémica sobre “El Código Da Vinci” nació con el multimillonario best seller de Dan Brown, pero se acrecentó notablemente en 2006 con el estreno de la película basada en el mismo, protagonizada por Tom Hanks y Audrey Tautou.
Con espectaculares cifras de taquilla —de 224 millones de dólares en tres días, solo por detrás de “Star Wars: Episodio III”, con 253— la cinta de Ron Howard causó una oleada de protestas en todo el mundo, porque en definitiva elucubra sobre uno de los temas más delicados de las religión cristiana: la posible relación de Jesús de Nazareth y la María Magdalena y un supuesto hijo de ambos.
Pero la Iglesia Católica contraatacó en diciembre de 2006 con el estreno de la película “The Nativity Story”, la primera en la historia que se estrenaba en el Vaticano, y en la que se narra la vida de María y José en Nazaret, la anunciación, su viaje a Belén, el nacimiento de Jesús y la huida hacia Egipto, así como el camino de los Reyes Magos desde Persia, una historia de “personas reales, con sus emociones”, apuntó su directora Catherine Hardwicke.
¿LA TUMBA DE JESÚS?
La controversia también planeó sobre esta producción basada en los testamentos de Mateo y Lucas, ya que la actriz que hace de la Virgen María —la neozelandesa de 16 años Keisha Castle-Hughes— no fue invitada al estreno tras anunciar su embarazo semanas antes de su estreno.
Sin duda, la película documental recién presentada por James Cameron, el director de “Titanic”, echará más leña al fuego, ya que bajo el título de “La tumba perdida de Jesús”, dice ofrecer nada menos pruebas del hallazgo de los supuestos restos de Jesucristo y su familia, incluida la Virgen María, María Magdalena y el supuesto hijo de ambos.
Tras cinco años de trabajo que fueron mantenidos en absoluto secreto, el documental que produce Cameron y que dirige el cineasta de origen judío Simcha Jocobovici, explica que las inscripciones en seis de los sarcófagos de piedra encontrados en el conocido Osario de Jacob, en Jerusalén oriental, corresponderían a Jesucristo y su familia.
Las inscripciones serían “Jesús, hijo de José”, “María, “Mariamana” (María Magdalena), José, Mateo —familiar de Jesucristo— y Matia Judas, el supuesto hijo de Jesucristo y María Magdalena, a quien se identifica como Jehuda bar Ysehua o “Judas, hijo de Jesús”.
LA VISIÓN DE MEL GIBSON
El actor Jim Caviezel interpreta a Jesucristo en “La Pasión”.Según explica en el documental el profesor de estadística de la Universidad de Toronto Andrey Feueverger, “sólo hay una posibilidad entre 600 de que los restos correspondan a otra familia que la de Jesús”, y añade que basa sus cálculos en datos arqueológicos, testimonios documentales, índices de probabilidades y “las primeras pruebas de ADN efectuadas en los restos”.
DESDE EL ORIGEN DEL CINE
Lo cierto es que la controversia está asociada al tratamiento de la figura de Jesús en el cine casi desde el inicio del séptimo arte, cuando a muchos no les pareció bien desde el punto de vista cristiano que en 1897, los hermanos Lumiére filmaran “La Pasión de Horitz”, también conocida como “La vida y pasión de Jesucristo”.
Pero al mismo tiempo, el cine se reveló como un inigualable medio de publicidad y también en 1897 la productora católica “Bonne Presse” encargó al realizador Lear otra película sobre Cristo, que se tituló “Pasión”.
Ambas versiones supusieron toda una conmoción para el público de entonces, a pesar, según destacaron los comentaristas de la época, “de las expresiones ridículas y gesticulantes de los actores”.
Se tomaron como referencia las típicas estampas del Catecismo y se las puso en movimiento. Esto fue suficiente para impresionar a un público acostumbrado a ver las escenas bíblicas solamente en cuadros o grabados.
CALIDAD Y ESPECTACULARIDAD
Ya en el siglo XX, el francés Ferdinand Zecca, procedente del café-concierto y uno de los fundadores del cine galo, inicia en 1902 “Vida y Pasión de Jesucristo”, una serie de cuatro producciones sobre el tema, de unos diez minutos cada una, pero con tal repercusión que todavía en 1935 se seguían enviando copias a las misiones eclesiásticas.
La productora francesa “Film d’Art” fue la primera en intentar una cinta de más calidad artística sobre Jesucristo, ya que las primeras estaban fundamentalmente dirigidas a las clases bajas.
Para rodar “En tiempo de los primeros cristianos”, basada en la obra clásica “¿Quo Vadis?”, se contrató a primeros actores de la Comedia Francesa y se cuidaron especialmente los aspectos artísticos de la producción.
Esta tendencia se trasladaría pronto a Italia, donde a partir de 1912 comienzan a rodarse producciones en las que se intenta superar la estética teatral y se cuida al máximo el decorado y la figuración.
El cenit del cine religioso italiano de esa época llegaría con “Christus” (1916), del conde Giulio Cesare Antamoro, que además de sus valores artísticos, contó con el beneplácito absoluto del Vaticano.
En Estados Unidos, sería otro de los grandes pioneros del cine, Griffith, quien tocase el tema de Cristo con verdadera espectacularidad por primera vez. Incluyó la Pasión en una de las cuatro partes de que constaba su histórica “Intolerancia”, de 1915.
Para rodar las escenas de la subida al Gólgota y la muerte en la Cruz se contrataron a 3 mil 500 extras, lo que elevó la producción a 300 mil dólares. Junto a “Intolerancia” los críticos han destacado como la gran película sobre Jesús de la época del cine mudo a “INRI”, realizada en 1923 por Robert Wiene, uno de los maestros del expresionismo alemán, autor de “El gabinete del Doctor Caligari”, un mito de la historia del cine mudo.
Después de “Intolerancia”, las cosas comenzaban a hacerse a lo grande, al estilo de Hollywood, pero el verdadero impulsor del género religioso centrado en Jesucristo fue Cecil B. de Mille, quien le dotó la espectacularidad necesaria para acercarlo a los grandes públicos, a creyentes y agnósticos.
De Mille hizo dos versiones de “Los diez mandamientos”, la primera en 1923, pero pasaría a la historia del cine por su gran éxito de masas su versión de 1956, en la que contó con un impresionante reparto encabezado por Charlton Heston en el papel de Moisés; Yul Brynner en el de Ramsés; Anne Baxter como Nefertiti y Eward G. Robinson como Dathan.
El único filme en que el realizador norteamericano incorporó completamente la figura de Cristo fue “Rey de reyes” (1926), en la que H.B. Warner interpretaba a Jesucrito; Dorothy Cumming a María y Jacqueline Logan a María Magdalena.
EL CRISTO DE PASOLINI
En la estela de Cecil B. De Mille, la figura de Jesucristo sirvió para inaugurar nada menos que el “Cinemascope”, una técnica revolucionaria que cambiaría para siempre la visión del cine.
El primer filme rodado en Cinemascope fue “The Robe” (La túnica sagrada), dirigido en 1953 por el cineasta alemán afincado en Estados Unidos Henry Coster y protagonizado por Richard Burton y Jean Simmons.
De la mano de Pier Paolo Pasolini, quien dirige en 1964 “El evangelio según Mateo”, Cristo se hace humano para el cine. En la línea de lo expresado en una ocasión por Luis Buñuel, quien señalaba que “si se pudiera hacer un filme sobre la vida de Cristo ateniéndose sólo a los evangelios, sin modificar una coma, tendríamos una visión de Cristo terriblemente explosiva”, Pasolini realiza una de las más valoradas películas de la historia del cine sobre la vida Jesús.
Tanto defensores como detractores de “El evangelio según Mateo” resaltaron la fidelidad al texto original, a pesar de una discutida selección de pasajes que, según una crítica de la época, hacía aparecer a Jesucristo como “un proletario, resentido por un orden social terreno contra el que se subleva violentamente, incitando a la violencia contra los que poseen una riqueza de la que Él carece...”.
Para otros, Pasolini no hace otra cosa que mostrar al verdadero Cristo de Mateo, una figura inquietante, dura, que apenas sonríe, interpretado por el actor español Enrique Irazoqui, y acompañado por Margherita Caruso en el papel de María joven y Susanna Pasolini en el de María anciana.
Luis Buñuel también incluyó en su película teológica “La Vía Láctea” (1969), uno de los Cristos más polémicos de la historia del cine. Interpretado por Bernard Verley, Buñuel presenta a un Jesús escéptico y vividor, una figura que genera muchas críticas, ante las que Buñuel tiene que replicar: “Nunca he tenido intención de blasfemar”.
Un año más tarde de “El Evangelio según Mateo”, Hollywood vuelve a echar mano del tema de Cristo con una película cuyo título ya anuncia su carácter de gran superproducción: “La historia más grande jamás contada”, dirigida en 1965 por George Stevens, con Max van Sydow como Jesucristo.
En 1969, otro grande italiano, Roberto Rossellini —autor de una de las obras cumbres del neorrealismo italiano, “Roma ciudad abierta” (1945)— se aproxima por primera vez al tema de Jesús con una serie televisiva titulada “Los hechos de los apóstoles”, y vuelve a tratar el tema en 1976 con “Il Messia”, una visión de Jesucristo desde el punto de vista de la reconstrucción histórica, con Pier Maria Rossi en el papel de Jesucristo y Mita Ungaro en el de la Virgen María.
JESUCRISTO MUSICAL
A partir de la década de los 70, comienzan a rodarse las versiones más modernas de la historia de Jesucristo y también las que mayores polémicas han causado en todo el mundo cristiano.
Para empezar, muchos creyentes no entendieron en 1973 cómo era posible rodar la vida de Cristo en una versión musical sin rozar la blasfemia. Y es que el director norteamericano Norman Jewison —famoso ya por el éxito de otro musical, “El violinista en el tejado” (1971)— decidió llevar al cine la ópera rock de Andrew Lloye Webber y Tim Rice “Jesucristo Superstar”, que ya se había representado con éxito en todo el mundo.
El filme de Jewison, que se aparta los escenarios fastuosos, se rueda en el desierto del Negev, en Israel. Hasta allí llega un autobús que lleva a los protagonistas de la historia —Ted Neeley (Jesucristo); Carl Anderson (Judas); Yvonne Elliman (María Magdalena); y Barry Dennen (Poncio Pilatos), entre otros)—, pero cuando, al terminar la representación, vuelven al coche, Jesucristo ya no está con ellos.
Aquellos que criticaron la película por el mero hecho de ser rodada, no contaron con argumentos suficientes para “dilapilarla” una vez vista. El propio “L’Obsservatore Romano” indicó tras su estreno que “no se podrá definir como un filme religioso, pero es rico en llamadas a los valores espirituales formulados con un estilo penetrante y actual”.
Miel sobre hojuelas: diversión y espiritualidad. La espectacularidad vuelve a ser el enfoque que prefiere dar el italiano Franco Zeffirelli en la versión que rueda en 1977, “Jesús de Nazareth”.
A diferencia de sus antecesores, más preocupados por los aspectos artísticos que por los del espectáculo, Zeffirelli cuenta para su visión de Jesús con un auténtico reparto de lujo, en el que aparecen Robert Powell en el papel de Jesús; Peter Ustinov, como Herodes; Michael York como el Bautista; Anne Bancroft como María Magdalena; James Mason como José de Arimatea; Claudia Cardinale en la adúltera; Sir Lawrence Oliver como Nicodemo; Anthony Quinn como Caifás, y Fernando Rey en el papel de Gaspar.
A finales de la década, en 1979, se rueda la versión humorística del grupo británico Monthy Python “La vida de Brian”, que cuenta como un joven Nace en Judea, en un pesebre, y casi al mismo tiempo que Jesucristo.
Tres reyes magos confundidos por esta vecindad, creen que éste niño es el Mesías prometido, pero el recién nacido es sencillamente Brian.
VISIONES PROVOCADORAS
La controversia que provocó el ferviente católico Mel Gilbson con su Pasión es sólo comparable a la causada por “La última tentación de Cristo”, dirigida en 1988 por Martin Scorsese.
Interpretada por Williem Dafoe en el papel de Jesucristo, Barbara Hershey como María y Harvey Keytel como Judas, “La última tentación de Cristo” causó polémica entre los católicos por las escenas en las que Jesús, en su delirio de muerte en la Cruz, se imagina a él mismo y a María Magdalena haciendo el amor, a María mirando su hinchado y desnudo vientre cuando se halla en estado de buena esperanza y a Jesús ya viudo, aceptando las propuestas sexuales de Marta y María.
Scorsese se mostró estupefacto por las críticas recibidas, cuando él pretendía acercar la figura de Jesucristo a todo el mundo: “El sufrimiento que transmite este Cristo es algo con lo que podemos identificarnos.
No es un icono, no es una imagen que brilla en la oscuridad de una iglesia. Es uno que trata de hablar con Dios”. “La Pasión” de Mel Gibson, sobre las últimas doce horas de la vida de Jesucristo, consiguió al menos igualar la polémica vivida con la cinta de Scorsese.
Incluso antes de su estreno, las críticas le llegaron por todos los lados: la calificaron de “anti-católica” los católicos; de “anti-semita” los judíos y de “locura” aquellos que no veían un mercado para un filme rodado en latín y arameo y que por tanto ha de verse con subtítulos.
Gibson, que es devoto y católico a ultranza, tiene 47 años y es padre de seis hijos y una hija, declaró que “sentía una profunda necesidad de contar esta historia”. Y es que, pese al centenar de versiones que se han hecho en cine sobre esta versión del Nuevo Testamento, ninguna fue de su agrado.

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