sábado, 6 de junio de 2009

Mineral de Pozos: fantasmal y mágico


Por: SUN/Juan José Rodríguez , Domingo, 05 de Octubre de 2008
Localizado en la zona noreste del estado este pueblo tiene mucho que ofrecerle
MINERAL DE POZOS, Gto.
Lo primero que pasa por la mente al ver el panorama es buscar otras que no fueran las gastadas frases de "pueblo fantasma" o "donde se detuvo el tiempo" para describir lo que uno ve al llegar a Mineral de Pozos. Pues siempre es fuerte la impresión que transmite el paisaje, la historia y las viejas edificaciones junto a los nuevos pobladores que están construyendo la nueva cara de esta ciudad que hace 100 años se llamaba Ciudad Porfirio Díaz.
NOSTALGIA
Vivió un pasado de esplendor gracias a la minería, pero el agotamiento de las vetas hizo que hoy apenas pueda uno imaginar las calles abarrotadas con carretas, capataces, comerciantes y señoras vendiendo tamales o quesadillas a los jornaleros.
LA COOPERATIVA DE MUJERES
María Elena Mendieta organizó esta empresa de muñecas en trajes típicos.Si bien se descubrieron algunas vetas durante el período colonial, fue hasta el siglo XIX que Pozos —como le llaman los pobladores— destacó y su riqueza inundó el mercado local y nacional. La migración en busca de trabajo orientó su brújula hacia este pueblo.
En la actualidad, el turista se extraña al ver las calles vacías, incluso es poco común ver niños jugando por las calles o mercaderes vendiendo fruta.
Es un lugar común pero nunca mejor aplicado: Mineral de Pozos parece abandonado de la mano del tiempo.
TAMBIÉN HAY LUJO
Pero ese aparente abandono esconde bellos secretos ¿Un viaje en pareja? Hay alojamiento en ho-teles boutique, rincones íntimos y de refinado gusto que ofrecen todo lo necesario para consentirlos y hacer que las noches en el lugar sean imborrables.
Bueno, los días no tienen por qué ser menos apasionantes, los recovecos de Pozos dan cobijo a todo tipo de emociones si se sabe buscar con detenimiento.
Por la mañana, la visita a los cascos de las minas y las fundidoras es paso obligado. Son sobrevivientes que nos narran parte de la historia de la región y el país, cuya riqueza se esfumó. Algunos de estos lugares están a unos cuantos pasos del centro del pueblo. Otros, como Santa Brígida hacen necesario el uso de un taxi, que en 10 minutos te llevan, los caminos son de terracería y pese a que brilla el sol, el aire tiende a ser frío.
Quienes más aprecian este pueblo son los fotógrafos. Los atardeceres ofrecen una bella luz dorada. Es un maravilloso escenario para fotografía de paisaje, documentales, costumbristas o sesiones muy fashion con modelos con la ventaja de encontrar rincones a cada paso y con muy pocos curiosos —incluso ninguno— durante la sesión.
Algunas agencias europeas y estadounidenses ya tienen programados para un par de años viajes en los que realizan los catálogos. Pozos combina como pocos entretenimiento, cultura, historia y confort.
PONTE EN LAS BOTAS DE UN AUTÉNTICO MINERO
Imagina una escena del programa "Viaje al centro de la tierra"... bueno, quizá sólo es un referente para mayores de 40 años.
No es necesario vivir aventuras espeluznantes ni encontrar seres fantásticos. En Pozos puede ser un viaje divertido, un buen descubrimiento o una lección de historia.
Para entrar a la mina la entrada cuesta 20 pesos. El camino no es terso. Hay que traer botas con suela antiderrapante. Las sandalias son tu peor enemigo en este lugar. Deja en el auto las bolsas, mochilas y objetos que puedan estorbar.
50 METROS BAJO TIERRA
Los ojos tardan algunos segundos en adaptarse a la tenue luz artificial.
Tan sólo agarrado de una cuerda, es difícil cargar tu propio peso mientras desciendes. Imagina eso hace 110 años cuando los mineros cargaban sus utensilios, tú bajas al ritmo que mejor le va a tu condición física, sin capataces ni amenazas de disminuir tu paga si no apresuras el paso.
La travesía te permite ver la piedra donde aún brillan algunos minerales pero sin valor.
El guía nos explica que en sus mejores tiempos, por cada tonelada de piedra extraída, se lograban ¡12 gramos de oro! impresiona cuánto puede mover el ansia de riqueza de algunos seres humanos.
Hay un punto donde la mina se halla inundada, el guía asegura que quien llega a ese lugar y no bebe agua de la mina se expone a siete años de mala suerte.
Lo dudo. Desde que llegué a Mineral de pozos me parece que estar aquí es una de las mejores señales de vivir con buena suerte.
¡MÉTETE HASTA LA COCINA!
No lo puedes negar. ¿Cuántas veces has pasado caminando por la calle, de pronto ves una cortina medio abierta y por cuatro centímetros de ventana alcanzas a ver el interior de la casa. ¿Se te ha antojado entrar simplemente para ver cómo viven sus habitantes?
En Mineral de Pozos eso es una realidad... aunque no de todos los días.
Los habitantes del pueblo abren sus casas así, sin planear una escenografía. Sólo con el ánimo de mostrar su hábitat.
Incluso la mujer más anciana del pueblo aún cuenta sus historias y muestra la vieja cama de latón —que aún usa— donde ella misma nació.
Los turistas estadounidenses salen impresionados de observar la arquitectura local y la vida común de un pueblo, tan alejada del ajetreo de Chicago, Los Ángeles o Nueva York.
Así, es posible entrar a pintorescas casas y tomar nota de la decoración para quizá aplicar ideas al llegar a casa, o simplemente conocer con qué cocinan, cómo orientan sus ventanas e incluso nuevas técnicas de construcción.
Así es posible visitar una casa construida como un iglú, quizá los ceramistas la identifiquen más con el proceso de levantar un cántaro bajo la técnica de "cuerda", que consiste en formar un churro en redondo, para superponer otros hasta alcanzar la forma de un iglú.
No han faltado estadounidenses retirados que llegan, se enamoran del pueblo y se quedan a vivir gracias a que la paridad dólar-peso les favorece.
Por supuesto que algunas inmobiliarias aprovechan estos tours para mostrar su "mercancía", aunque no es el objetivo original de los organizadores del paseo.
Los tours no tienen una regularidad definida, pero se puede consultar sobre el próximo en la página web del pueblo: http://www.mineraldepozos.com/
Los fondos que se colectan sirven para hacer mejoras a los espacios colectivos del pueblo.
DE LOS COLORES DE MÉXICO
Duros tiempos han visto los habitantes de "Pozos". Pero con trabajo e inventiva superan los actuales. Las nuevas vetas por explotar no son de plata o mercurio, tampoco son lugar exclusivo para hombres.
Un grupo de mujeres establecieron una pequeña cooperativa para montar un taller de costura con un producto mexicano. Traen de Guadalajara muñecas y les confeccionan vestidos de distintas regiones del país. Así, de las manos de estas mujeres salen pequeñas yucatecas, jarochas, tapatías, yaquis, chinas poblanas, oaxaqueñas y huicholas.
Algunas salen a engalanar las vitrinas de coleccionistas, sobre todo las extranjeras aprecian mucho los detalles de los vestidos multicolores.
También pueden acabar en manos más pequeñas para jugar a bailar un jrabe tapatío, o una polka tamaulipeca.
María Elena Mendieta inició y dirige el taller, ahí investigan sobre la vestimenta de distintas regiones, diseñan los trajes y se encargan de su comercialización.
Si bien han intentado distintos trajes, la jalisciense, la jarocha y la huichola son los diseños más exitosos. No han intentado hacer versión masculina porque la fábrica de muñecas —en Guadalajara— no tiene esa opción.

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