viernes, 5 de junio de 2009

Rescatarán ejidatarios ruinas de “el agua caliente”







Por: Vicente Ruiz Martínez, Domingo, 28 de Enero de 2007
El Ejido de San Bartolomé en Apaseo el Alto trata ahora de restaurar el lugar, con apoyo del INAH
Historia
De acuerdo con la versión del historiador Francisco Sauza Vega, la historia de las aguas termales se remonta a mediados del Siglo XVI, poco después de la conquista española, el pueblo de San Bartolomé se estableció en un terreno anexo al "ojo de agua", que ya para entonces había cobrado fama en la región. Tan es así que en 1601 doña Beatriz de Tapia -hija de Conin- con pleno conocimiento de las propiedades curativas del agua, realizó en su testamento una disposición en la que su hermano Diego de Tapia deberá construir un hospital "con la casa y ornato que para ello convenga, para que en él se puedan curar los indios y naturales pobres". Don Diego heredó dicha encomienda a su hija Luisa, quien años más tarde fundó el convento de Santa Clara, en la ciudad de Querétaro, luego, todas las propiedades de la familia Tapia pasaron a pertenecer al convento y el cumplimiento de la voluntad de doña Beatriz se aplazó cerca de 2 siglos, hasta que, ya entrado el siglo XVIII, en 1770, y con la presión del arzobispo de México Francisco Antonio de Lorenzana y Beaumont, se obliga al convento de Santa Clara a construir el hospital. Para el efecto, debió existir un común acuerdo entre los Cabildos de Celaya -jurisdicción a la que pertenecía lo que es hoy Apaseo el Alto- y Querétaro, de los indios que habitaban en poblado y de los sacerdotes Hipólitos, quienes se harían cargo del hospital, el que quedó construido Para el efecto, debió existir un común acuerdo entre los Cabildos de Celaya -jurisdicción a la que pertenecía lo que es hoy Apaseo El Alto- y Querétaro, de los indios que habitaban en poblado y de los sacerdotes Hipólitos, quienes se harían cargo del hospital, el que quedó construído Durante más de un siglo el manantial, ya en un edificio adecuado tipo convento y con una iglesia, estuvo en servicio ininterrumpido para uso de los poblados de la región y visitantes.
OBRAS
Dentro de la capilla se observa un gran avance en la restauración, al fondo al centro se encontraba el altar.
ARTE
Los baños de agua caliente fueron diseñados tipo romano.APASEO EL ALTO
Íntimamente ligados a la fundación del pueblo de San Bartolomé, en 1540, por los caciques otomíes Nicolás de San Luis Montañés y Fernando de Tapia (Conin) las aguas sulfurosas -comunmente conocidos como "el agua caliente"-, proporcionaron alivio durante más de 4 siglos a indios y europeos; guanajuatenses, queretanos, mexiquenses, michoacanos y visitantes de todos los rumbos del país y del extranjero.
Hoy, del agua caliente sólo queda el recuerdo, desde el año 2000, el manantial se secó y las albercas y baños privados en lo que fue el "Hospital de Baños de Salud de San Bartolomé Aguacaliente", al oriente de Apaseo el Alto, permanecen vacías y secos, como mudos testigos de mejores tiempos en el interior del antiguo inmueble.
Sin embargo, el Ejido de San Bartolomé trata ahora de rescatar el lugar, con apoyo del Instituto de Estatal de Cultura -IEC- el Instituto Nacional de Antropología e Historia -INAH- y el municipio, capacitan a los lugareños en las técnicas de impermeabilización y aplanados a la usanza de la época colonial, para que se conserve el entorno, además se tiene proyecto incluso que funcionen de nuevo las albercas y baños privados, si no hay agua sulfurosa, con agua de pozo.
Años de abandono, propiciaron que el viejo edificio fuera objeto de vandalismo e incluso de excavaciones de gente que pensaba que podía encontrar algún "tesoro" entre el viejo claustro y su iglesia.
Los lugareños responsabilizan a una empresa que hace algunos años vino a hacer estudios de suelo, con propósito de minería, ya que realizaron varias perforaciones para sacar muestras del subsuelo, y se fueron; se sospecha que todo obedeció a la intensiva explotación de agua subterránea y la poca recarga.
Sin embargo, unos kilómetros al norte de San Bartolomé, en la parte alta de este municipio -en un paraje entre la carretera libre y la de cuota-, aún hay manantiales de agua caliente a donde acude a la gente a bañarse y lavar la ropa.
Pero ya sin ningún tipo de infraestructura. Aún tienen esperanza Correo realizó un recorrido por el recinto, en el que es visible ya la rehabilitación parcial de la iglesia del lugar con la participación del INAH y el IEC, pero hace falta mucho más, el interior y exterior aparecen grafiteados y hay evidencia de personas que hicieron hoyos en muros y piso.
En el acceso principal existe una placa en cantera que recuerda la inauguración del hospital, bajo la advocación a San Carlos Borromeo y siendo rey de las Españas don Carlos IV".
José Hernández Bárcenas, presidente del Comisariado Ejidal, expone que aunque llega gente a visitar el sitio, en ocasiones da vergüenza debido al vandalismo de que ha sido objeto.
En la parte poniente del convento aún se conservan los baños individuales, pequeñas albercas, y en cada una hay un nombre de santo "San Juan", "San José", "San Pedro", etcétera, a un costado del claustro hay un chapoteadero que originalmente remataba una antigua cruz de cantera de unos 3 metros de alto, de ella sólo queda una parte con ángeles en alto relieve, lo demás fue saqueado.
A un costado de la iglesia existe un aljibe o depósito de agua que data de hace 3 siglos, es una muestra de la tecnología novohispana, mediante canales, el agua pluvial era captada desde el techo del recinto religioso y demás edificios, luego, salía por una fuente que aún existe y cuya características es un adorno en forma de concha, motivos que abundan en el lugar y son propios de la arquitectura del Siglo XVIII.
Hernández Barcenas, informó que hay un grupo de 30 personas de este lugar que participan en la capacitación que les da personal de INAH para la elaboración de materiales para la rehabilitación, especialmente para la impermeabilización, que es en base a cal y alambre, y el aplanado de muros, que es de nopal y cal común.
En la última reunión incluso participaron más personas, ya que vino un grupo de Pueblo de Ixtla, municipio de Apaseo El Grande, en donde existen numerosas capillas particulares, intereados en conocer la técnica para mantener esos recintos.
"Queremos reactivar los baños, para eso ya se tiene un pozo, a fin de que resurjan las aguas calientes", explicó.
Gloria y declive Bajo la administración ejidal, a partir de 1994 el antiguo hospital se constituyó como empresa turística, tipo balneario, abierta al público en el interior de las instalaciones del Siglo XVII, había 2 tipos de servicio, el de alberca, chapoteadero y baños privados, este último era lo más solicitado ya que el agua con que se llenaban las tinas provenía directamente del manantial y -se dice- conservaba mejor sus propiedades curativas (salía a unos 95 grados, según un testimonio), eran 12 habitaciones con una tina-fosa, estilo "baño romano", en donde se podía estar hasta una hora luego de cubrir la respectiva cuota, es de reconocerse que ocurrieron accidentes y más de una persona se ahogó.
Al norte del patio principal, estaba la alberca-chapoteadero, al pie de una cruz de cantera -ya desaparecida- y una alberca mayor, ambas contenían agua termal, pero a menor temperatura, se calcula entre unos 30 y 40 grados.
El encanto se vino abajo a partir del año 2000 cuando el agua comenzó a disminuir su caudal y finalmente desapareció, desde entonces el viejo convento e iglesia cayeron en el abandono y hasta ahora estaban en la ruina y cubiertas de graffiti, se trata de rescatarlas.
A iniciativa de Sauza Vega, como director de Casa de la Cultura, se emprendió la remodelación del recinto, debido a la proximidad de los 466 años del poblado y el edificio del Siglo XVIII luce en mejores condiciones, pero el agua termal ya no existe... se fue para siempre.

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