viernes, 1 de enero de 2010

Los panales


Por: Roberto López, Domingo, 15 de Noviembre de 2009

SAN FELIPE, GTO

La zona de Los Panales en la Sierra de Lobos, mezcla un paisaje de ecoturismo, pero la estética del lugar va más allá de ser el idóneo para rapelear o simplemente excursionar; la magia de transportarse a un escenario ancestral y natural supera a todo lo anterior.

Conocida como "Los Monolitos" para la gente de San Felipe, la zona de Panales obtiene su nombre por el río que pasa al final de la cañada, denominado Río Panal, y por las formaciones rocosas en formal de panal que el agua, el viento y el tiempo han ido moldeando

Se trata de una cañada escarpada en formaciones rocosas, de columnas de gran tamaño distribuidas en más de 10 kilómetros de longitud. Está ubicada a la altura del kilómetro 34 de la carretera León San Felipe y sobre el 56 de la San Felipe-León.

Para llegar a la zona, es necesario caminar desde la carretera unos 600 metros hasta el fondo del barranco. Ahí empieza la verdadera travesía mágica. Recorrer la cañada con los monolitos a los costados es una experiencia única; las formaciones rocosas dejan pasar apenas un hilo de luz y el viento es controlado, incluso el eco es insuperable

Además, el recorrido incluye sortear los espejos de agua por entre rocas que han sido pulidas por las corrientes de agua. Hay dos cañadas por las que los visitantes pasan, dependiendo del nivel de agua. Aunque lo recomendable es visitar este lugar en épocas de lluvias, lo cierto es que aún en otras épocas del año, el sitio ofrece muchas ventajas, como el clima templado al final de la cañada.

Casi cada fin de semana hay visitantes que gustan del rappel, el campismo o la escalda, pero el lugar se sostiene por sí solo. Incluso para los visitantes que no practican ninguno de estos deportes.

Cultura ecológica

Para el ecologista y deportista extremo Sergio Aguirre, la zona de panales ofrece una oportunidad única para desarrollar proyectos turísticos que impacten en la economía de los sanfelipenses y que se pueda abrir a un público mayor.

Señaló que es necesario tener más control con la gente que acude ya que: "La gente viene y siempre deja basura; no recogen ni las envolturas, bolsas o envases que traen y eso genera contaminación".

Sergio Aguirre tiene varios años visitando las zonas naturales de San Felipe y limpiándolas de basura. Se lleva estudiantes de servicio social y peinan las zonas para levantar la basura que otros deja, así lo ha hecho en la Cueva del Indio, la Cueva Longa, la zona de panales e incluso algunas zonas naturales de Ocampo. Por lo que se pide al visitante que mantenga las áreas naturales libres de basura, es muy sencillo llevarse los desperdicios y depositarlos en el lugar indicado.a

Hidrantes, vestigios de épocas pasadas


Por: Iván Rodríguez, Sábado, 05 de Diciembre de 2009
Hoy lucen abandonados, como un atractivo más de la capital, pero hace años, estos eran los principales abastecedores del vital líquido en los hogares de los guanajuatenses

GUANAJUATO

Hoy día algunos lucen bien conservados, otros, en total abandono.
El Aguador

Un personaje emblemático a finales del siglo XIX, era "el aguador" que abastecía de agua a los habitantes de la capital antes de que se cons-truyera el dique de la Esperanza.

Éste personaje se veía en los callejones y plazas de la ciudad, quien a falta del vital líquido, repartía de casa en casa el producto, sin embargo, éste oficio llegó a su extinción con la instalación de los hidrantes.

Las llaves de agua potable, o tomas abastecedores que hace 18 años aún funcionaban, hoy día, la mayoría se encuentran en total abandono, otras, han sido reparadas, pero la realidad es que en épocas pasadas funcionaron como el principal abastecedor del vital líquido para la población de la capital.

Algunas remodeladas o restauradas, otras en total abandono y olvidadas, son las tomas públicas de agua potable, se encuentran perdidas en los enredados callejones de la capital.

En épocas pasadas, aún recuerdan los abuelos guanajuatenses, la falta de agua entubada en las casas era habitual en la ciudad, por lo que estos hidrantes fueron instalados en varias partes de la orografía urbana para llevar el servicio a los capitalinos.

Por mencionar algunos casos, la toma que se encuentra a un costado del callejón del beso, por la Plazuela de los Ángeles, varias mujeres mayores, entrevistadas por Correo recordaron que acudían a recolectar agua a dichas tomas a fin de realizar sus labores domésticas.

"Bajábamos unas dos o tres veces toda la familia, con cubetas, botes y cualquier cosa que podíamos para acarrear el agua y como no estaba todo el día abierta, sólo unas dos o tres horas al día, ya sea por la mañana o tarde, a veces las dos, pero siempre era lo que hacíamos todos en la casa", explica la señora Bertha, residente del popular barrio.

Agregó que lo hidrantes, como son mejor conocidos entre la población, comenzaron a ser usados desde la época de la revolución o antes de esta, pues en la ciudad no se contaba con tomas domiciliarias, además de que fueron colocados de dos a cuatro, debido a la aglomeración de vecinos en los distintos barrios de la ciudad.

José, hijo de la señora Bertha, relató que en compañía de sus hermanos, realizaban hasta tres viajes mientras existía el abasto, "pues somos diez hermanos entre todos, entonces, imagínate que cantidad de agua necesitábamos, y eso que no nos bañábamos a diario, era como cada tercer día, ahora si que cuando había agua".

Bajábamos unas dos o tres veces toda la familia, con cubetas, botes y cualquier cosa que podíamos para acarrear el agua y como no estaba todo el día abierta, sólo unas dos o tres horas al día, ya sea por la mañana o tarde, a veces las dos, pero siempre era lo que hacíamos todos en la casa
Bertha, reside en la zona de la plaza de los Ángeles
Me acuerdo que tendría yo como unos 18 años, no se porque se dio el desabasto de agua, pero la realidad fue de que teníamos que acarrear el agua de la toma que está arriba del Ex – Cine Guanajuato, estaba medio lejos, pero la “jefa” nos mandaba y ni modo, nos dábamos nuestras buenas cansadas, y todo por el agua, si no había agua, no había de comer
Patricio, habitante del callejón de Quebradita y Moyas
Lo mismo aconteció en épocas recientes, relata Patricio, vecino del callejón de Quebradita y Moyas, donde platicó con añoranza, cuando en Guanajuato, la última sequía se prese